jueves, 6 de septiembre de 2012

Noche de luna

¡Qué hermosa la noche! Una luna llena que ilumina todo, me muestra el paisaje, lo descubre ante mis ojos: los campos reflejando su luz. Al costado del camino, el agua de la última lluvia, reproduce su imagen y regalando su brillo, se refleja en los sembrados. Un camino de tierra y tantos mas, que se internan y se pierden en la llanura. Algunos oscuros, otros marcados por algún que otro foco anunciando el comienzo del sendero. Arboles solitarios, mostrando su altivez por estar olvidados; árboles agrupados, queriendo darle batalla a la soledad y a la serenidad de esta noche impactante de iluminación lunar, que los encuentra sin quererlo, a pesar de la calma.
La quietud de la gente en los poblados, desparecidos de las calles, entregándose al sueño, al amor, a la comida, a la música, a vivir en la quietud de sus casas.
Quizás en alguna esquina se encuentre el amante ansioso, esperando que su amada se escurra entre las sombras, acechando el instante en que sus ojos vislumbren su llegada y los sorprenda para entregarse al deseo, escondidos del mundo.
¡Cuánta belleza veo a estas horas! Simplemente observo y disfruto, mientras recorro expectante estos kilómetros, deseando que mi viaje siga tan placentero, como ahora lo siento, mientras veo la paz y la armonía de la naturaleza.
Es la noche de la Luna Azul, la que sana  los dolores y el olvido, la que muestra la belleza de la vida, la que incita a concentrarse en el presente, en el momento fugaz y en el instante, en que todo parece detenerse, a enseñarme lo feliz que soy viviendo con el alma, profunda e intensamente.