Cuanta melancolía provoca el otoño
con sus hojas secas y su tímido sol,
ruidos de hojarasca acompañan mis pasos,
ternura y recuerdos, también desazón.
Es rumor de voces que agitan los recuerdos,
los recuerdos tibios que dejó el amor,
los que no me dejan olvidar tus labios,
los que me persiguen aunque se aleje el sol.
Y es ese recuerdo el que no me abandona,
acompaña mis noches y me da calor,
un instante vale lo que valen mil noches
cuando te me acercas y me das amor.
Un te amo eterno, profundo y sincero
me deja temblando sin el resplandor
del futuro incierto, de la noche inmensa,
y me olvido todo lo que sucedió.
No puedo evitar soñar con tu regreso,
ni con tus caricias cargadas de sol,
ese instante intenso en que me abrazabas
disolvió las dudas de mi corazón.