viernes, 28 de marzo de 2014

Despertar

Llega un tiempo
en que una mujer comprende, de pronto la verdad,
que su cuerpo dejó de ser objeto
para convertirse en puerto de un navío
que en sus aguas quiera amarrar.
Llega un tiempo
en que el humo de espejismos
ya no deslumbra
ni acerca su remanso hacia el mar;
a ese mar que se muestra embravecido,
mutilado, desgastado, nada tiene para dar.
Llega un tiempo
en que todo se vislumbra, cae la venda
y no hay nada más que dar,
solamente se disipan en la noche,
en la indiferencia los fantasmas
ya no tienen el poder de dominar.
Llega un tiempo
en que una mujer entiende, que la dicha es amar,
y no es posible mancillar el sentimiento,
con navegantes que carecen de humanidad.
Ese tiempo ha llegado, donde nada
podrá apartarla del camino que ha de andar,
el sendero que la viste con mil flores,
con perfumes de amor y de felicidad.
Hoy despiertas del sueño adormecido,
de la nada, del vacío, del dolor que no es el tuyo,
entrégate a la vida y deja afuera,
lo que nada tiene en el alma, para darte.
Muéstrate y brilla con tu luz incandescente,
que tu vida está hecha para recibir y amar.

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