viernes, 18 de junio de 2010

ABUNDANCIA

ABUNDANCIA: la imagino cada vez que pienso en esa casa enorme, limpia, blanca, con jardines floridos, con cortinas de lino, con manteles de hilo bordados con amor.
ABUNDANCIA: la imagino al ver el agua en el puerto, la magia de mil veleros soltando amarras, en velas que surcan el río allá, a lo lejos, al viento entregadas.
ABUNDANCIA: la imagino en los árboles, en sus copas frondosas, en el viento que arrastra sus ramas y susurra, en los pájaros que pueblan con sus nidos y sus trinos, el espacio enredado de su cuerpo estremecido.
ABUNDANCIA: la imagino en la lluvia que derrama su sabia, sobre techos y balcones, ventanas y jardines, salpicando terrazas, inundando veredas, y patios y callejas, humedeciendo el aire y oscureciendo el cielo, a veces brillando al fragor de un relámpago.
ABUNDANCIA: la imagino en la risa de un niño pequeñito, del grupito que juega en la arena de la plaza, en el llanto de aquél que se cayó un instante, y a quién la mano tierna le arrulla un sana sana.
Me imagino viviendo y disfrutando esta vida, donde todo lo tengo, donde nada me falta, donde hay amor sincero, colmando cada dia, las noches son hermosas, lluviosas o estrelladas, donde tengo en las noches tu amor que me acompaña, donde veo en los rostros la felicidad que emanan. Como si fuera tierra que entrega su secreto: y que nazca la vida, henchida en sus semillas.
Porque todo es posible cuando hay abundancia: todo crece, salvaje, sutil y se engrandece, rindiéndole tributo al Dios de la Fortuna, multiplica los panes generoso y pleno, recordando que la vida próspera en tierra fértil, en tierras generosas, en tierras consumadas, capaces de entregarse a vivir en cada brote, que engrandecen el alma y el amor en abundancia.

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