domingo, 26 de enero de 2014

Lluvia

Te agradezco Señor, por esta lluvia, 
hoy mi piel ardiente recibió tu abrazo,
el de sus gotas resbalando por mi cuerpo, 
como si fueran las caricias de sus brazos.
El perfume de la tierra y la humedad, 
el sonido de los árboles
con el viento al bailar, 
me liberan y me sueltan en la noche, 
caminando, solitaria
hacia mi hogar. 
Qué ternura ver el brillo
en los tejados,
cuanta luz en las veredas
que el agua recupera,
va cambiando a mis ojos
el asfalto que hierve,
que evapora sus gotas
y hacia el cielo las lleva.
No te alejes de mi, la fugitiva,
que venía esquivando a la ciudad,
sigue refrescando nuestras almas,
y refugiándote en las calles al llegar.
Escápate conmigo si quieres, te acompaño,
en el barrio por las noches, a caminar.
Y abrázame despacio, no me sueltes,
que necesito tu frescura
para respirar.

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